¿Qué tal estás? Espero que muy bien, hoy quiero reflexionar sobre un breve relato anónimo en el que su protagonista es “una piedra”

El relato dice así:

Érase una vez un distraído que, al no ver la una piedra, tropezó con ella,

el violento al encontrar la misma piedra la utilizó como proyectil,

el emprendedor tuvo la idea de construir con ella,

el campesino cansado, al toparse con la piedra, la utilizó como asiento para tomarse un descanso,

para algunos niños fue un juguete, para otros un instrumento para hacer daño,

David mató a Goliat con ella y Miguel Ángel elaboró la más bella escultura

¿El problema es la «piedra» o lo que somos capaces de hacer con ella?

Si nos paramos a pensar en esta breve historia, como habrás podido observar, la piedra siempre es la misma.

En realidad, la diferencia no está en la piedra, más bien, como habrás podido comprobar la diferencia, la marca la persona que la encuentra.

Podríamos decir que, en la vida, la piedra representa nuestros problemas, retos o dificultades.

Todos nos encontramos, en alguna ocasión, con piedras que hacen que cuestionemos nuestras propias decisiones.

Nos encontramos con esas piedras que, metafóricamente, hacen referencia a situaciones cotidianas que tenemos que superar.

El resultado positivo o negativo de esas situaciones, dependerá en gran medida de la toma de nuestras propias decisiones con respecto a esa cuestión.

A veces, tomamos las decisiones acertadas, otras veces no.

En ocasiones, la impulsividad o la mala gestión de nuestras emociones pueden dañar a los que más queremos. Esto también dependerá de la capacidad de la toma de nuestras decisiones.

“La piedra” es decir, la situación en cuestión es la que es, lo que marca la gran diferencia, es lo que tú decidas hacer con ella.

Espero que te inspire esta reflexión, compártela con los que más quieres. Compartir es vivir

Te deseo un estupendo día