LA VERDAD, LA BONDAD, Y LA UTILIDAD. Los tres filtros de Sócrates
¿Conoces la historia sobre Los tres filtros de Sócrates?
Todos sabemos la repercusión que puede tener al ir por la vida cotilleando y chismorreando sobre las personas que no tenemos en frente.
El mundo necesita de personas bonitas de corazón, personas que no apaguen la luz de sus semejantes. Mucho se habla de compartir, ayudar, colaborar a las personas que nos rodean, pero cuanto menos nos lo esperamos, estamos juzgando o criticando las acciones de nuestros semejantes.
Estoy segura de que, a ti, al igual que a mí, en alguna ocasión te ha pasado lo siguiente: Estar junto a un grupo de personas, y el tema de conversación es la crítica a otra persona que no está presente en ese momento.
Es curioso, frente a esa anécdota en cuestión, todos saben, lo que paso a ciencia cierta. La mayoría del grupo hablan sabiendo lo que paso con todo lujo de detalles.
Y tú, en este caso, escuchas, y en todo momento percibes que eso no está bien, no está bien hablar de las personas que no se pueden defender por no estar presentes.
Ante esta situación, puedes hacer dos cosas:
- Creerte lo que están diciendo y además ir contándolo tú también a diestro y siniestro.
- O todo lo contrario, evitar dañar a alguien contando situaciones privadas de su vida, y con ello cuestionar si la anécdota para averiguar si es del todo cierta.
Pero yo me cuestiono lo siguiente, ¿Qué ganamos nosotros al chismorrear sobre la vida de otros?
Te puedo asegurar que no ganamos nada, desde mi punto de vista, pienso que siempre es mucho mejor hablar de alguien para engrandecerla, o admirarla, que para criticarla y ensuciar su reputación.
Para explicarte mejor lo que quiero explicarte te contaré la anécdota de los tres filtros de Sócrates:
Cuenta la historia que en una ocasión llegó uno de los discípulos de Sócrates a buscarle con un aparente nerviosismo. El discípulo le dijo al filósofo que se había encontrado con uno de sus amigos y que este, había hablado mal de él.
Al escuchar esto, Sócrates le pidió que se calmara. Después de pensarlo un momento, le pidió que esperara un minuto y le manifestó que antes de escuchar lo que tenía para contarle, el mensaje debía pasar por tres filtros necesarios. Si no los superaba, el mensaje no era digno de ser escuchado.
Como era su costumbre, el sabio griego le formuló una pregunta a su nervioso discípulo.
Sócrates le formulo la siguiente pregunta:
“¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es verdad?”
El discípulo pensó un momento. Le contesto que no podía estar seguro de si lo que había escuchado era del todo cierto. Dudo y pensó que todo podía ser cuestión de perspectivas.
Sócrates le dijo “¿Entonces no sabes si todo es cierto o no?” dijo el sabio.
El discípulo tuvo que admitir que no.
Luego, el gran maestro formuló una segunda pregunta:
“¿Lo que vas a decirme es bueno o no?”
El discípulo contestó que, por supuesto, no era nada bueno. Todo lo contrario. Lo que tenía que contarle eran palabras que, a su juicio, le causarían malestar y aflicción.
Entonces, Sócrates señaló: “¿Vas a decirme algo malo, pero no estás totalmente seguro de que sea cierto?”.
El discípulo admitió que así era.
Para terminar, Sócrates debía plantear un tercer interrogante y así lo hizo.
Dijo: “¿Me va a servir de algo lo que tienes que decirme de mi amigo?”
El discípulo dudó. En realidad, no sabía si esa información le sería de utilidad o no. Quizás solo lo distanciaría de ese amigo, pero teniendo en cuenta que no se sabía si era verdad o no, tal vez saberlo no resultaba útil.
Cuenta la anécdota de los tres filtros de Sócrates que al final el filósofo se negó a escuchar lo que su discípulo quería decirle.
Finalizo diciéndole a su discípulo:
“Si lo que quieres decirme no es cierto, ni bueno e incluso no es útil, ¿Para qué querría saberlo?”
La verdad, la bondad y la utilidad son los tres filtros de Sócrates. A juicio del filósofo, estas son las preguntas que toda persona se debe formular antes de decir algo.
La primera: ¿Estoy seguro de que lo que voy a decir es cierto? La segunda: ¿Lo que voy a decir es bueno? Y la tercera: ¿Es necesario decirlo?
Este triple filtro es una excelente guía, tanto para lo que vamos a decir, como para lo que vamos a escuchar. Representa un conjunto de parámetros en torno a lo que es una comunicación saludable y constructiva.
Espero que te haya gustado e inspirado esta reflexión, compártela con los que más quieres, y ayuda a quienes necesiten escucharla.
Gracias por acompañarme un día más, gracias por cuidar de ti, a través de esta reflexión.
Feliz día.