¿TENER RAZÓN O SER FELIZ?
¿Qué hay detrás de querer tener siempre la razón? ¿Por qué algunas personas siempre tienen tendencia a discutirlo todo?
¡Cómo nos gusta tener la razón! Nos encanta tener la razón y más aún, que nos den el privilegio de darnos la razón tras cualquier discusión.
Que nos den la razón evoca un sentimiento de satisfacción que va más allá de nuestro entendimiento.
Sin embargo, ¿qué pasa en nosotros cuando creemos que tenemos razón y no nos dan?
Aquí entramos en terrenos de arenas movedizas, verdad. Esta cuestión, ya es para analizarla con detalle.
Que no nos den la razón, a grandes rasgos, hace que nos sintamos rechazados o inferiores. En verdad hace que nuestro ego se sienta dañado.
En realidad, cuando alguien no nos da la razón, simplemente está dando su punto de vista, sin embargo, nos sentimos atacados o menospreciados. Es decir, es nuestro Ego el que sale a la defensiva.
Aquí es donde aparece el verdadero problema. Que no nos den la razón no es motivo para sentirnos rechazados o inferiores pensando que nuestra opinión no la válida. Nada de eso.
En realidad, tan solo son puntos de vista diferentes y no tiene nada que ver con nuestra persona.
Déjame que te explique con un ejemplo: Imagina que estás hablando con un amigo sobre política, tú estás a favor de un partido y el de otro.
Este tema en cuestión suele generar discusiones en las que en ocasiones las personas se enemistan de por vida. Tanto una parte como la otra quieren tener razón sobre el partido al que admiran. No entienden que la otra parte, opine de manera diferente. Y discuten y discuten sin llegar a un punto en común.
Cuidado ya que, estos temas políticos, son el foco de enfados y los conflictos serios en nuestras relaciones tanto personales o profesionales.
Este tipo de discusiones también aparecen tras diferentes puntos de vista en cuestiones profesionales, de deporte y conflictos sanitarios.
Quiero volverte a preguntar ¿Eres de los que prefieren ser feliz o tener la razón?
Si decides ser feliz en lugar de tener siempre la razón, necesitarás realizar cambios a nivel mental y también cambios a la hora de actuar.
¡Atención! Esto no significa renunciar a tu punto de vista, sino plantearlo de manera, siendo la asertividad y respeto los protagonistas del conflicto.
Si eliges ser feliz, o lo que es lo mismo vivir con paz interior, en vez de tener razón en todo, tendrás que practicar en el arte de saber escuchar para entender el punto de vista del otro.
Te interesa, nos interesa ser capaces de ver más allá de la cuestión.
Como bien sabes, en ocasiones perdemos la razón por que nos vemos amenazados por el otro, y al sentirnos atacados o amenazados, imponemos nuestra opinión como la mejor opción en ese momento en cuestión.
No siempre tenemos que esperar a que nos den la razón, no es necesario.
Si no coinciden con tu opinión, exprésalo con asertividad y respeto. Si no lo crees necesario, no cambies tu opinión. Mantente firme a tus principios, valores.
La base del respeto mutuo consiste en valorar y respetar la opinión de los demás, al igual que valorar y respetar tu propia opinión.
No podemos pensar todos igual, esto es imposible. Discutamos nuestros diferentes puntos de vista con amor y respeto por las personas se relacionan con nosotros mismos.
Antes de querer tener razón en todo, siempre es mucho mejor ofrecer tu punto de vista desde la apertura y la flexibilidad sin querer imponer tu verdad a nadie.
Y es así como, podrás vivir la situación desde la serenidad y la tranquilidad al respetar la opinión de los demás, al igual que la tuya propia.
Merece la pena pensarlo y analizarlo. Sin duda tu paz interior y serenidad no tienen que ser objeto de la opinión de nadie ajeno a ti.
Espero que te inspire esta reflexión y sobre todo te ayude a tener relaciones de armonía y respeto.
Compártela con aquellos que puedan necesitar de esta información para ser más felices.
Te deseo un estupendo día